miércoles, 19 de agosto de 2020

Bretones

Agostos solitarios

desde lo alto del acantilado.

Los bañistas son hormigas de colores

que ignoran la evaporación de las nubes.

El sol que cansa esta tarde

de turistas y malos humos

advierte de un final siempre posible,

siempre escondido.

Desenreda el viento las madejas

doradas por el sol

y las axilas vegetales de la costa.

Todo es un ambiguo calambur,

[suena una cosa, dice otra]

una sombra iluminada en silencio,

olas de cerveza que barren las piedras

y los cristales.

Todo es sí, no, quizás,

a todas horas.

sábado, 9 de mayo de 2020

Desde mi lucera

La mar es un lienzo sobre el que aportan briznas de color a esta noche encapotada diversos sonidos, diseminados en el ambiente, muy distintos, pero de igual naturaleza.

           

            Los cencerros suenan esporádicamente aportando sus diferentes timbres allá a lo lejos; en cambio, lo que mejor se percibe, curiosamente, es emitido por el ser más pequeño: cri-cri-cri-cri-cri… discreto, pero perpetuo.

            En general, por cada seis grillidos, un agudo silbido, conciso y punzante sale disparado del pico de algún curuxín, que se queda toda la noche velando por los malvises y raitanes... No falla: como una gotera matemáticamente programada, en el aire de abril, que se abre paso rayando la niebla. Casi ofende.

            A los quince o veinte silbidos de este, algún perro del pueblo se envalentona para ahuyentar los malos entes de las casas.

            Sobrepasadas las dos docenas de ladridos o aullidos, una vaca advierte de su presencia, se hace notar en la oscuridad.

            Y sólo basta un mugido para que la curuxa dé un reclamo de silencio, con su autoritario xhhhhh.

           

            Entonces, llega un frágil silencio en el que ninguno de los sonidos anteriores pinta nada; y las sombras son más sombras durante unos cuatro segundos…

            Todos mantienen el aire hasta que un grillo, debido al poco espacio del que dispone en su cueva, roza sin querer las alas con sus patas. Y, como apretando el botón que reanuda la fiesta nocturna, vuelven a dar color al aire de esta madrugada: serpentinas verdes, naranjas, fucsias, azules…

            …Hasta la gris sentencia de la curuxa. Silencio….

            ….Y otra vez el verde grillo.

            Es en este momento cuando sé que me puedo dormir con la certeza de que todos ellos vigilan a mi alrededor; y siento una ovación en mi interior que quiere dar gracias al reciente espectáculo.

 

 


jueves, 23 de abril de 2020

La palabra es

La palabra escrita dura,

pierde el tono

y ambiciona ser hecho,

pero disimula.

La palabra que escribes es

desafinado silencio,

es…

es cuerda dura,

y madura con el tiempo

que la alarga

y, a veces, incluso la amarga.

La palabra escrita es un callar

constante de sesudas dudas,

es imperfecta;

es un plátano en la nevera:

se ensombrecen el papel y la piel

pero el plátano sigue siendo fruta

y la palabra, un boceto;

antesalas y productos

de vida y pensamiento.

 

La palabra escrita se parece al amor:

se concentra

para ser única, virgen, intacta;

sale de la guarida, explora

y, cuando quema su idea,

se agota.


lunes, 23 de marzo de 2020

Eterno retorno

 De la vaga ilusión, inocente,

sin planes, sin estrategias,

sin mal que por bien no venga,

sin astucia, sin miedo,

con mesura, comedida,

comedia…

 

…a medias, tragicomedia…

 

A la pura tragedia helena,

al Ulises sin bandera,

a Penélope sin silencio

y al sigilo,

a ese sosiego incierto,

a esta pausa virulenta.

 

A veces, el Todo se pierde en la Nada;

otras, ella nada en el basto océano

de sentimientos,

desesperada,

y crece, y anhela, y busca, imparable

el eterno retorno del Todo.

 

De la Nada al Todo se va por un riachuelo.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Livorno

Los coches salpican cuando pasan

en el furor de un día cualquiera.

Las nubes grises cubren a la gente

y la atropellan.

 

Cruzas la calle como siendo aire,

escurridizo, entre luces lilas,

y me miras como sin querer,

pero en armonía.

 

Cuando vas, ahí, a La Deriva

todo se convierte en sorpresa:

esta vez te presentas diciendo

“qué larga esta espera”.

 

Somos ahora los mismos románticos:

aire pastoso y atmósfera interna,

idealismo, intuición, rebeldía

y naturaleza.

 

Y es eso lo que nos trajo aquí:

 

Somos tentempiés, pero odiamos

la gravedad de una elección,

somos los somieres en las calles,

lo que sujeta cada ensoñación,

somos de los que enseguida marchan,

y buscan el hogar en una mirada.

 

Somos los que vuelven por inercia,

pasajeros de cafés cortados, 

Somos trasnochados profesores

de sentimientos hipertrofiados.

Por todos los dientes de león

y tantas heridas que soplamos:

ensayo y error,

duda y decisión,

fiebre y rencor,

todo intuición

 

Somos enamorados.