lunes, 25 de agosto de 2014

¿?

«Eso no ocurrirá»- me corregía.
Pero en este instante apostaría
que hemos sentido del mismo modo,
que nos hemos mirado igual el uno al otro.
Y, rehusando las estrellas del cielo,
podremos convencernos
de que no queremos o no debemos amarnos,
cuando sólo es miedo lo que tenemos,
terror de una oportunidad.
Quizá sea demasiado joven
para estar segura;
o tú muy prudente 
para desear el instante.
Igual no es tiempo de prometerse
porque esa no es la solución.
Sé que esta noche duermes
y que el esbozo de tu cuerpo
es el cierre de un mutuo interrogante
que el mío abre.
¿Me esperarás?
A veces, temo perder mi vida
aguardando
por una persona querida,
por una promesa vacía
que no llega,
que se pierde
y que se incinera
mientras los días se hunden
en un eterno océano de arena negra.
El futuro es incierto
pero el final está siempre cerca.
La habitación está vacía;
la cama, hecha;
y la lluvia se cuela por la rendija
que dejo abierta para que entres
cada vez que te apetezca.
Hipnos y Nix me envían a Morfeo
para que en otro mundo pueda amarte.
Y nunca será tarde 
para el agua pura y reluciente
que baña nuestra fuente. 
Entenderé que hoy me rechaces,
que te marches,
y te ayudaré
para que no te cueste lo que haces,
sabiendo que habré vivido en vano
si te desvaneces
y jamás nadie te iguala.