viernes, 24 de julio de 2015

'Quequecón'

Bastaba tenerte a mi lado
para saber que dormiría bien:

tu algodón y frescura me llevaban
a mundos oníricos entre nubes de seda,
abrazada a ti no existía el dolor
de las noches que pasan continuadamente.
Ahora tan sólo sirves como placebo,
supliendo carencias
o como máquina del tiempo
para retroceder en los sueños.
Serás tú también el postrero manto
que oculte la gélida y pálida piel
al llegar mi réquiem;

que me cubran contigo, fiel trapo,
en la noche eterna.

El peso no pisa

Cansada de remendar y enmendar,
de marcar cuatro rayas en el catre
y tacharlas con la quinta.

Cansada de vislumbrar y observar
el fulgor de la tarde sobre mares
cada día bajo un clima.

Tan hastiada de la reincidencia que pesan
                                                                            [ya
los marítimos bucles que hacen
las gaviotas con la brisa.

Tanta carga acumulada sobre una médula
que siento el peso al percatarme
de que es la gravedad quien pisa.