viernes, 28 de junio de 2019

Tuve días y días:

días claros,

días mustios,

días ocres y días tintos.

 

Días extintos, absurdos y ardientes,

días elegantes, días escurridizos

de serpiente.

 

Días tocayos: días días.

Y días diferentes:

días noche.

 

Todos de veinticuatro horas:

algunos atemporales,

otros de largas demoras,

vagos, fluidos o puntuales.

 

Ninguno fue perdido;

cada uno necesario,

                                   [en parte.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Memento Napule

Pasan las baldosas y las ventanas,

pasan los días mientras miro una luna

invertida, satélite que me mira, extraña,

lejana de las otras noches de vaga cuna:

por las carreteras te seguía hacia la nada,

como si fueras casta, inalcanzable, cotidiana.

 

Y tengo ahora unas pupilas que murmuran

a tu aro de cebolla: “prende tu pólvora

y llévanos a aquellos rincones, danos la cura”.

Y la luna, más irónica que la letrilla de Góngora,

no murmura, pero te mira tan profunda

que algo oculta: …y ríase la luna.

 

Aires surestes visitan mis pestañas, tierras

circum-vesuvianas en la rotatoria esfera.

Y giran las baldosas, y duermen las cabezas

en este inmovilismo de Vetusta destreza.

 

Esos aires que me trajeron y me llevarán,

es el viento que pone y dispone d’equí p’allá:

Chi ha avut’, ha avut’. Chi ha rat’, ha rat’.

Scurdámmoce ‘o ppassato, simmo ‘e Napule paisá!