Esta vida que es río no espera;
Corre el agua que se mata
Por hacer girar la rueda.
Y yo, al final,
Sólo ambiciono ser escombro:
Viejo, seco, acabado…
Polvoriento mármol,
Acorde ahogado,
Que se lleva en paz el viento,
Olvidado.
Escombro, pero amante,
Amado;
Sintiente, soñadora sombra
De otro tiempo,
De otra gente
Con la que compartió su alma viva,
Sombra que apostó por quien le quitaba dolor
Y le daba vida.
Eso quiero ser
Cuando mi sangre mueva el molino:
Nada del otro mundo;
Deseo haber sido un abrazo,
Un motivo
-algo raro, al fin y al cabo-,
Un corazón reforzado,
Tranquilo.
Pido que mi agua
Llegue tan densa a la postrera muela,
Que rompa sus engranajes
Y manche de carmín toda la piedra.