sábado, 17 de enero de 2015

Cosa de anhelos

Cariño te decía;
cariño cantaba;
cariño te pedía
insegura
¿Te sientes ultrajado?
¿Susurraste a su oído falsedades
que te crees
y se creía?

¿Ahora comprendes 
que al preguntar se quiebre la voz en la última 
sílaba?

¿Piensas que se te va el tiempo?
¿Es tu clavo ardiendo?                                                                        l
Pues entre las manos                                                                      o      a
se   t e   e s c  a   p   a        a                                               . . .   v                r   . . .      
vivir llorando
La quemadura ya no te aliviaría:
ella comienza a saber
qué prefiere;
recuerda otras compañías
que      no          sujetan 
                                                              p  a  r  a. . .                                                                                                                                                                                                                            Distantes
cercanas
                                                                         y verdaderas 
Ella no quiere tu seguridad
ni monotonía...
                         [...ni monotonía...]
                                                       [...ni monotonía...]
Y no quiere una conjunción copulativa
que anexe vuestros nombres
Ella anhela libertad
No depender
sólo pender d
                e 

           h
         i
      l
   o
s en su intento de ser títere capaz 
de controlar sus propios movimientos
Desea enredarse, desorientarse y difuminarse
con palabras
entre rasgueos y miradas
en habitaciones ahumadas
Desvanecerse con los silencios
de los besos en fiestas ensordecedoras
Hoy se divorcia de lo castizo
que le sugieres con tus
ojos futuristas
mecánicos
realistas
Con 
costosa expresión, pero te dirá que ya no le gusta
verte 
bostezar
cuando finges 
que te interesa
comprender lo que te dice
sus pensamientos estériles y vacuos 
para el canon que sigues cada día

Tú la acariciaste con delicadeza 
al comprender su fragilidad
la oliste y la quisiste tener
adornándote 
Y te agradecerá cómo intentaste cuidar la
maceta que certificó su progresivo declive

Pero ella no anhela ser flor
porque detesta ser marcesible

sábado, 10 de enero de 2015

Festín de amigos

¿Estáis todos dentro?
El show está a punto de empezar.
¿Estáis todos aquí?
Cerrad bocas,
abrid puertas.
Quitaos las botas y
haced muecas.
Comienza un momento
del que no podréis salir.

Exigen rigor y proezas.
Haremos lo contrario:
seremos ocas saltando
¡haremos piruetas!
y daremos a todo la vuelta.

No seremos.
Como un pájaro enjaulado,
una radio en un plató
de televisión;
un esquimal sin su beso
de nariz;
igual que luciérnagas apagadas,
un revoltijo sin regaliz;
como un actor sin máscara,
un sonido sin matiz
o un funeral sin lágrimas.

¡Pum!
Se fue un pájaro.
No más tele-basura.
Ahí va un beso.
Se apagó un semáforo.
Murió su dulzura.
Desaparece Greta Garbo.
Voló la partitura.
Se fue una vida.

¡Despierta! ¡Arriba!
Cerrad puertas,
abrid bocas.
Poneos las botas,
no hagáis muecas.

¡Despiadados!
No cumplieron lo pactado.

Recuerda el festín que prometieron
los que para sí no lo quisieron.




          Suprimamos el canto al amor, al cariño, a la pasión; y al desamor, al descariño, a la "despasión". Acabemos con las conversaciones fisgonas y cotillas a cerca del desconocido, del opuesto o del igual. Apartemos la política, las ideologías, la sociedad, la economía y su ramero Íbex 35 de todas las noticias y bocas conocidas. Dejemos de decir mamarrachadas sobre dioses y eternidad, la buena música, o de lo sexista que es nuestra lengua: dejemos de intentar opinar, corregir, educar al prójimo. Despojemos de nuestras sensacionales vidas todo lo que nos cabrea, todo lo que odiamos y consideramos injusto. Omitamos la muerte de nuestra existencia. Olvidémonos de todo lo de siempre, depuremos nuestras comunes actividades de convencionalismos. 
          Y ¿qué nos queda? Largos coloquios metafísicos; abstractas y colosales regurgitaciones que, en su mesura, resultan interesantes y son el usufructo del poco tiempo que no empleamos en el nec otium o negocio, pero que, a la larga y durante un tiempo prolongado, convierten nuestras subjetivamente admirables y preciadas vidas en aburridas y vacuas biografías de personajes conscientes de la decadencia de sus crónicas hasta el ocaso.      
          Todo es válido o tiene su punto válido. Nada es absolutamente inválido.