Estamos llegando al despertar,
al final del camino vallado.
Ahora tomaremos las sendas
que tracemos por los prados.
A la libertad de lo salvaje.
Al alzar estos brazos
desde un asfalto en desgaste
llega ya el fruto maduro, sensato.
Al cultivo del sentido,
al sentirnos todos juntos
y una realidad primera:
a la muerte del asfalto.
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