miércoles, 4 de noviembre de 2015

Orión

No sé qué soñé
la otra anoche;

podría ser con cisnes
que curvaban sus cuellos
dubitativos como garfios.
Podría ser que a un bufón
iban mis pertenencias a parar
-pérfida fosa nasal
que de la mar condensas el temblor-.
Podría ser
que charlaba con una mariposa
viendo el atardecer,
brillante como fósforo
al arder.
¡Podría ser!
O con un extraño que me seguía...

...y al correr tropecé con una cama,
grande como la mía
-la nuestra-,
que me sacó del onirismo.
No te podía oler...

"Anoche, de fiesta,
nos hemos resfriado"

Improvisaste tu modesto amanecer
en el que refulgías
como el "espadachín del cielo";
estiraste los brazos
apuntando contra mi pecho y

al clavar
tu iris en mi iris, mi cuerpo te mendigaba,
ya el cerebro gimiendo entre la oxitocina y tu lazada.

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