Constantemente estamos reiniciándonos. A lo largo de la vida, llegamos a ser varias personas que pasan por un mismo cuerpo y a las que, en muchas ocasiones, no recordamos. A veces, esos cambios de ser vienen dados por circunstancias externas a nosotros; pero otras, se deben a la necesidad individual de un cambio aristotélico.
Debemos tomar con ilusión y confianza la salida de emergencia antes de que nuestro propio fuego privativo nos consuma y nos deje sin nuevas sensaciones, ideas, deleites o esbozos, cerrándonos las puertas.
Debemos tomar con ilusión y confianza la salida de emergencia antes de que nuestro propio fuego privativo nos consuma y nos deje sin nuevas sensaciones, ideas, deleites o esbozos, cerrándonos las puertas.
[...]
Llegar a lo deseado
mediante la imaginación y el oído,
tan sólo viendo
en una clausura de ojos,
que apuntan alto
contra un techo oscuro
repleto de estrellas danzantes.
Anacrusas asincopadas
dadas con el aciago meñique
en la tecla afinada
para que sea un mi discontinuo.
Pero un mi muy real.
Síncopas como chiribitas
consteladas en el yeso apagado.
Estamos en una probable muerte barbitúrica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario