viernes, 7 de octubre de 2016

 De vez en cuando vuelve esa ola

que se topa con mi pecho.

Vuelve sin que nada haya hecho

y, suave, me recuerda: estás sola.

 

Vuelve, con su amarga espuma parda

dura, que se extiende por mis rocas.

Ya nada será igual cuando descubra

que mis huesos de salitre         no los quieren ni los buitres.

 

Vuelve el yo ensimismado,

en sí sólo centrado,

dando cuenta de sus actos

de color medio ocre enamorado.

 

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