Aceptó el racimo
que ofrecían sus manos;
se dejó llevar
por aquel instinto
[que revolvía sus entrañas.
Y por cada lágrima
tomaba una uva,
por cada esperanza,
por cada página
[que fue capaz de superar.
El zumo agridulce
de la despedida,
corona de abundancia,
es simiente en costumbres
[con docenas de las dionisias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario