No quiero más azúcares:
conozco casi todos los tipos
y ya me aburren.
Sólo uno es el que busco.
Mínimamente dulce,
especialmente afrutado,
eterno, sin aditivos, fresco,
¿impuro?
Pero sí positivo, concreto,
¿inmaduro?
Y caótico.
Podemos pedir todo
y nada encontrar.
...QuehuelaazarzamoraQueseadesedaQuesueneatormentaQueresplandezcaalpasarQuesepaalluvia...
Quiero apostatar
de esta indigesta religión,
de cualquier creencia. Se me atragantan
de cualquier creencia. Se me atragantan
y taponan mi garganta con los rosarios
haciéndome vomitar sus principios,
que más bien son finales.
Necesito despojarme de sus lastres.
No llenan mis necesidades
ni tranquilizan mi conciencia.
Sólo delimitan los sentidos
atándolos torpemente.
Mañana empezaré mi periplo
por los distintos lugares
en los que libé el néctar
de cada tipo,
en cada ofrenda,
para abjurar.
Se me han acabado las lágrimas,
las sorpresas las ilusiones las ganas las esperanzas y
no creo en nada
porque nada espero.
Ya no.
Todo es simple y complejo caos.
Esta habitación es caos,
este poema es caos,
mi mediocridad es producto del caos
que me ha abortado.
Y nos dicen, para mayor frustración, que
nihil novum sub sole:
que la intertextualidad es posible:
que todo vale
y nada gusta.
Incongruencias,
contradicciones everywhere.
Y "ante la duda, la más tetuda"
o güisqui.
Las ideas desvarían, se modifican continuamente
sin estrella,
sin tierra.
sin tierra.
Sin embargo,
encuentro mucho más interesante delirar con una botella
que babea su última acuosa perennidad
de ambrosía.
Destructiva insinuación de vacío.
O con un reivindicativo alarido
entonado
antes y después de un enigmático silencio:
"Cancel my subscription to the Resurection
Send my credentials to the house of detention
I got some friends inside"
Podemos mirar tocar oír oler probar todo
que quedaremos viendo sintiendo escuchando percibiendo saboreando lo de siempre:
nada
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